lunes, 14 de diciembre de 2009

La primera nevada

Ya sé quién tiene la culpa. Ha sido un niño de preescolar. Se lo han contado a mi hija pequeña. Ella ha venido contando que una amiga suya de preescolar le ha dicho a su vez que un niño de su clase, al ver anoche una estrella fugaz pidió un deseo: nieve. Y le ha sido cumplido. La primera de la temporada. Maldita la gracia que me ha hecho a mí al levantarme hoy, ver todo blanco. Por lo menos así sé quién tiene la culpa. Ya me parecía a mí que tras el día tan bonito y soleado que tuvimos ayer, y la noche tan clara y con las auroras boreales que habían anunciado, no podía salir nada bueno.

Nieve en Hamburgo significa que los románticos se emocionen y digan: "Menos mal, por fin, porque si no no parece que es Navidad" (mirada asesina mía). Los fanáticos dicen: "Vaya, nieve, pero como estamos en Hamburgo es poca. Lo que tenía que hacer es nevar mucho más" (yo vuelvo a mirar de reojo). Los pelmazos repiten: "Tendría que helar mucho tiempo seguido, para que así se mueran todos los bichos y no tengamos tantos insectos el próximo verano" (otra mirada de incomprensión).

De lo peorcito que nos puede pasar a los que vivimos en ciudad es la nieve. Todavía si vives en un pueblo y te quedas incomunicado tiene su gracia, pero los que vivimos en ciudad no nos queremos quedar nunca incomunicados. No sé cómo a la gente le puede gustar. Que les nieve a los esquiadores, que para eso pagan para tener nieve y nos dejen en paz a los demás. En la ciudad es horroroso: se forman unos barrizales de nieve con arena y se te pone todo pingando. Yo no le veo nada idílico, salvo en una foto o postal, y ni siquiera (más idílica es una puesta de sol en la playita). Y como en Hamburgo se derrite bastante rápido por lo general, encima es peligroso: pasamos de nieve a calles resbaladizas por el hielo.

Y encima toda la ropa que hay que ponerle a los niños para ir al cole, porque aquí no hay compasión: los sacan al recreo aunque estemos a bajo cero. No me extraña que mi hija pequeña lleve días contando "sexys", como ella dice. El otro día en el coche me dijo: "Mamá, he visto dos 'sexys'", a lo que yo le pregunté que a qué se refería. "Sexys son las chicas con poca ropa y que sonríen". Se refería a la campaña publicitaria de H&M, que desde hace muchos años llenan las marquesinas de la ciudad de chicas en ropa interior. Cuanto más frío hace, más te llaman la atención. Y es que la nieve no es nada sexy.

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