jueves, 31 de diciembre de 2009

Silvester y ¡a resbalar!

Aquí a la Nochevieja se la llama Silvester, por lo de San Silvestre, pero sin el San (todo es pagano aquí). Y como en muchas otras fechas, Alemania tiene su particular forma de celebrar. Aquí no se toman las uvas, y cuando cuento sobre nuestro rito les parece algo muy curioso. Aquí se mira el reloj en la tele, con la copa en la mano, y se cuentan los últimos segundos hasta que se entra en el año. Y en ese momento sale la gente a la calle, a tirar los fuegos artificiales y petardos de uso casero que venden para la ocasión. Los alemanes lanzan cada Nochevieja millones de euros en petardos al cielo. Todo un despilfarro, y a mí me da dolor de corazón pensando en todo lo que se podría hacer con ese dinero. Es una costumbre que me sorprende, y donde parecen desmelenarse, igual que en la autopista sin límite de velocidad, las dos parcelitas más anárquicas que conservan en un país de tantas normas. Cualquier alemán serio y tranquilote se vuelve un pirómano cada Nochevieja. A mí, que me dan algo de miedo los petardos, me sorprende que sean tan permisivos con los niños y les dejen desde bien pequeñitos "jugar" así y encender tantas mechas todas las Nocheviejas. Cada calle se llena de humo y dura más de una hora lo "gordo", es decir, el estruendo total, hasta ir apagándose el ruido en el silencio de la noche. Mientras lanzas los fuegos artificiales, es el momento de socializar con tus vecinos, a los que generalmente ves poco, y al tirar un par de petardos juntos, ganas algo de confianza para el resto del año.

Los alemanes se desean estos días "einen guten Rutsch", es decir, 'un buen resbalón' en el año nuevo. Aquí se entra resbalando, y si miro por la ventana, este año es literal además, pues con la capita de nieve que hay, más vale no patinar y empezar el año con algún hueso roto. Pero es el equivalente a nuestro "feliz salida y entrada de año".

Pero hay más costumbres. La cena de Nochevieja no es familiar, como en España. Aquí se junta uno con amigos, y bien prontito por la tarde, luego se cena y se pasa el rato hasta medianoche. Otro rito es ver "Dinner for One" a las siete u ocho de la tarde, un programa que grabó la televisión alemana en 1963, y que es como la frase que se repite en la historieta todo el rato: "the same procedure as every year", es decir, el mismo procedimiento cada año. Miss Sophie es una dama que celebra su 90 cumpleaños y que como cada año invita a sus cuatro amigos a celebrar con ella, ...pero los amigos están ya muertos, es decir que las sillas están vacías, y su mayordomo, James, sirve a cada uno como si estuvieran presentes. Entonces el ritual consiste en preguntar todo el rato si es "el mismo procedimiento que todos los años" a lo que la abuela dice que sí, y el mayordomo se tiene que ir bebiendo la copa de cada uno, por lo que tras una cena de cuatro platos y diversos vinitos y licores acaba borracho total, tropezando con la alfombra y bebiéndose hasta el agua del jarrón de las flores. Cuando la señora anuncia que se retira a sus aposentos, él vuelve a preguntar "¿the same procedure as every year, Miss Sophie?" a lo que ella contesta como a lo largo de toda la cena "the same procedure as every year, James", y él la agarra del brazo y dice "Well, I'll do my very best" ('Bueno, haré lo que pueda...'), y guiña un ojo... y se van para arriba a la habitación. La verdad es que cuando veo a la gente aquí riéndose a carcajadas año tras año y yo sin reírme nada de nada, me pregunto que qué les hará tanta gracia si ya se lo saben de memoria. No lo entiendo. Otra cosa cultural. El humor... Con lo que yo me reía con Martes y Trece en Nochevieja.

Y luego comemos Berliner, unos bollos de masa tipo donut pero sin agujero, que llevan mermelada por dentro. Se venden todo el año, pero en Nochevieja los sofistican y los rellenan de champán, de licor de huevo, de manzana u otros tipos de mermeladas que la roja simple que llevan todo el año. Se comen por la noche, cuando a uno le apetezca. Al menos no hay hora para comerlos. Otro libertinaje.

Y yo, como le decía ayer a una amiga que no se creía que en España no tiramos cada uno nuestros petardos, hago una mezcla de todo. Como este año celebramos con una amiga española nos tomaremos las uvas. Durante muchos años no las tomé, pero la antena parabólica lo hace posible. Nos comeremos los Berliner, y como los maridos son de aquí, dirán que quieren ver "Dinner for One". Y a las doce tiraremos (o mejor dicho, tirarán, porque yo no...) los cohetes, y todos quedarán felices. Yo a las 12 tendré mi momento de melancolía, el del emigrante. Me pasa desde siempre. Así que hala, a celebrar, como se pueda. ¿Mi deseo para el 2010...? Ante todo salud, mucha salud para todos, que es lo principal, pues de tópico no tiene nada. Por lo demás, no estoy yo en condiciones como para pedir mucho ahora ;-). Que no me falte el humor. Feliz Año.

1 comentario:

  1. Magnífico artículo, como todos los que he leído, teñido de melancolía y de distancia ante lo cercano.
    Aquí, en España, hacemos lo que tú has contado y nos sumamos a los petardos, lanzados desde las terrazas, las azoteas o los parques públicos. Estarán prohibidos, pero no pasa nada porque para eso están las prohibiciones en España, para que nadie las cumpla. Sorprende desde aquí la costumbre germana, pero eso demuestra que no son tan fríos. Respecto al humor, sí Martes y Trece, desde luego y ahora Cruz y Raya, ahora sólo Cruz o Flo y una parte de Martes y Trece.
    Desde luego que prefiero el turrón, pero un poquito de nieve no vendría mal, aunque llevamos doce días de lluvia sin parar.
    Feliz resbalón, a saber por qué y mucha, mucha salud para todos, que de lo otro...ya se andará

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