miércoles, 16 de diciembre de 2009

Liberada

Por fin lo he conseguido. Es el primer año que consigo no escribir tarjetas de Navidad y no tener mala conciencia. El año pasado no lo conseguí del todo; escribí muy pocas, pero alguna sí. Pero este año, ¡ja! Y eso que ya han llegado unas cuantas. Me he propuesto dar las gracias a los que me manden tarjetas navideñas, pues desagradecida no soy, pero por e-mail o cuando hablemos, pero no voy a ser la primera en desear nada.

Es un gran paso llegar hasta aquí. Yo escribía hace años muchas tarjetas (unas 30), y como no me gustaba no decir nada, escribía algo más que el consabido "Feliz Navidad y próspero Año Nuevo", y era algo más personal. Y mandaba tarjetas a todas partes y me pasaba un par de tardes escribiendo. No sé por qué antes me parecía absolutamente necesario y ahora no. Quizá porque siempre he recibido muchas; quizá porque por estar en el extranjero, es como si me sintiese obligada. Pero luego, mirando a mi alrededor y viendo cuánta gente hay que no manda ninguna tarjeta y a la que siempre he admirado, por no tener obligaciones, es el momento de pasarme a ese grupo.

Nunca es tarde para liberarse. Que no se lo tome mal nadie. No siempre uno puede poner 30 veces en una tarjeta "Estoy bien", "Estoy bien", "Estoy bien". Pero estoy ahí. Un beso a todos y daos por felicitados. Y mis mejores deseos los tenéis. Eso siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario