domingo, 27 de diciembre de 2009

A pasear

Estos días festivos, con domingo añadido (aquí es fiesta desde Nochebuena, y más hoy llevamos cuatro), son días de ver a familias por la calle, dando un paseíto entre comilona y comilona. Los alemanes son muy dados a los paseos en la naturaleza (que está dentro de las ciudades), y normalmente cualquier domingo se ven a parejas paseando por el bosque, o a personas solas con su perro. Es el llamado Sonntagsspaziergang ('el paseo del domingo'). Pero estos días de Navidad se da el Weihnachtsspaziergang, ('el paseo de Navidad') y es que la lengua alemana, nos permite adaptar los paseos a todo lo que queramos. Estos días he visto pasar delante de mi ventana a muchísima gente de paseo, lo que no se suele ver en tanta cantidad el resto del año, y hasta en grupos grandes. Al terminar de comer, en muchos casos, la gente propone salir al frische Luft, al aire fresco, antes de continuar con el café y dulces. Y por pisar la calle en muchos casos, pues aquí no se toma uno un vinito antes de la comida en el bar de la esquina, ya que no hay ningún bar en ninguna esquina.

Pero lo mejor es adentrarse en el bosque. Hoy, mientras corría, me he encontrado con muchos grupos de estos, de varias generaciones, algunos de más de diez de personas. Desde padres con sus hijos adolescentes, señoras con sus madres ancianas del brazo, y a grupos de varias generaciones con el bebé en el carrito, niños de todas las edades, los padres de estos y los abuelos, cual migración pero sin caravana. Ayer dimos nosotros un paseo de esos en grupo: éramos ocho más un perro. El paseo es el momento de darte cuenta de lo que crecen los niños. Mi ahijado, de 13 años, mide 1.80 m y tiene un 45 de pie. En el paseo del año pasado, me pasaba ya un buen trozo, pero su hermano, de 11 años, todavía no, pero este año hasta éste es más alto que yo. Lo mismo les debe de pasar a los paseantes que ven a sus familias una o dos veces al año, y sin darse cuenta pasan de ir con el carrito de bebé, a ir con el adolescente con pendiente en la oreja.

Tras haber estados rodeados de nieve durante semana y media, y con temperaturas de hasta 12° C bajo cero, el estar a 3°C (¡de máxima!, no nos emocionemos), que no caiga nada del cielo, y que se hayan derretido la nieve y hielos, es como estar a temperaturas tropicales. Pero ese no es motivo para pasear. Aquí se pasea a bajo cero también. Un buen hamburgués te dirá que no existe el mal tiempo, sino la ropa inadecuada... Que no me fastidien, les digo siempre ante tal agudo comentario. El que no se consuela es porque no quiere. Y así salen masas a pasear, bien abrigaditos, haga el tiempo que haga. Muy conocido es el paseo del día de Año Nuevo. El día que los españoles se pasan tirados en el sofá, con la resaca del día anterior, es un día de migraciones a los bosques o el Alster aquí. En el Alster parece que hubiera atasco de gente al pasear. Me imagino en España tras la comida de Año Nuevo, con la gente tirada en el sofá y la tele de música de fondo para que duerma mejor el personal, decir: "venga, vamos a salir a dar un paseo", y salir 18 personas en masa. Como que no lo veo.

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