miércoles, 6 de enero de 2010

ELENA

De vez en cuando en este país saltan noticias a los medios de comunicación que tardo en captar y en saber en realidad de qué se trata. Con ELENA me ha pasado lo mismo. Llevo días oyendo hablar de ella, y pensando que qué habrá hecho la pobre para que la critiquen tanto desde su entrada en vigor el 1 de enero. Y esta vez la tal ELENA no soy yo. "ELENA" significa "ELEktronischer EntgeltNAchweis" ('comprobante electrónico de remuneraciones'). Es el nuevo registro central de datos para toda Alemania que lleva ese nombre, al que todos los empresarios deben proporcionar los datos de los ingresos de sus empleados, además de muchas otras informaciones, y esto atañería a 40 millones de empleados. Pero los sindicatos, políticos y encargados de la protección de datos, un tema siempre sensible en Alemania, critican el nuevo sistema. Parece ser que se almacenarían datos que no podrían ser utilizados para nada. O sí. Porque el patrono, a la hora de rellenar los datos, tiene que indicar también, por ejemplo, si un trabajador que ha participado en una huelga, lo ha hecho de manera "legítima" o no. Y ahí empiezan las interpretaciones. Además de la participación en huelgas, también se incluirían las horas en las que se falta al trabajo o los avisos o toques que se les dan a los trabajadores...

La idea de tal sistema es tener a partir de 2012 una forma rápida y sencilla de tramitar subsidios de desempleo o de vivienda, o las ayudas a las familias y todo en base a la información grabada en una tarjetita con el chip que contenga toda la información. Por supuesto que no dudo de que a la hora de conceder o negar ciertas ayudas, muchos de los datos tendrían repercusión.

Cuando llegué a Alemania hace 20 años, me sorprendió mucho lo avanzados que estaban en el tema de la protección de los datos. Recuerdo habérselo contado una vez a una amiga española que me entendió que decía "protección de los gatos", y me hizo gracia, como índice de lo avanzados que estábamos en España en ese tema a comienzos de lo 90. Aquí ha saltado la alarma estos días, y es un tema que enciende a la gente, y con razón. Como he visto a gente aquí alterarse por tener que dar información como su dirección o teléfono para la lista de la clase en el colegio, no me extraña que sea un tema candente. Lo bueno de Alemania es que estas cosas trascienden, pues me imagino lo que se hará en otros países, mismo en España, con desconocimiento de la gente. Pero aquí se intenta igual, y veremos la que sale de ésta. De momento ayer anunció la ministra una revisión del caso.

Y encima ayer nos enteramos de que una de cada dos tarjetas de débito ha dejado de funcionar, por un error de programación, ya que el chip de las tarjetas no reconoce el cambio de año. Por suerte la mía sí que ha entrado en el 2010, y no se encuentra entre los 20 millones de tarjetas bloqueadas. Así que mientras uno pueda gastar o sacar dinero, todo parece funcionar.

Ahora habrá que preocuparse por los gatos, de cómo estarán pasando estos días de frío, aunque con lo gordos que están aquí por vivir como reyes, y nunca mejor dicho en el día de hoy, seguro que no es un problema. Anuncian que en dos fines de semana podría estar helado el Alster, el lago de Hamburgo, y eso sí que sería motivo de fiesta, porque lo dan libre al paso de la gente, de los chiringuitos de salchichas y de Glühwein (el vino caliente que está malísimo pero que cuando estás congelado te calienta los cascos). Y esta Elena que suscribe esto pisará entonces el hielo con cientos de miles más. Porque si los alemanes dicen que se puede pisar, es que se puede pisar. Palabra de honor, pues ya ha ocurrido dos veces en mi existencia hamburguesa. Pero si se congela o no, ... ya veremos.

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