domingo, 10 de enero de 2010

Ruhr 2010

Una de las capitales de la cultura europeas de este año no es una ciudad, sino una región: la Cuenca del Ruhr. Ayer fue inaugurado el comienzo de este año cultural en Essen, como ciudad representante del conglomerado de los 53 municipios que forman esa región alrededor del afluente del Rin. Para mí es una de las zonas alemanas por excelencia, pues el norte se sale en mi opinión de muchos de los tópicos alemanes, y Baviera es, por así llamarla, la Andalucía de Alemania, es decir, la región que representa los clichés y lo que uno espera de ella. Y el Ruhrgebiet, o la Cuenca del Ruhr, representa esa Alemania industrial y motor de la economía del país durante muchos años. Es la zona de los trabajadores de las minas, de las fábricas, y una a las que más inmigrantes llegaron durante muchas décadas atraídos por la demanda de la industria, minas de carbón y fábricas de acero.

Es la mayor región metropolitana de Alemania, pues lo curioso es que las 11 ciudades grandes que la forman están pegadas las unas a las otras y es difícil ver dónde acaba una y empieza la otra. En esa zona hay un nudo de autopistas en el que perderse es facilísimo, y probablemente sólo la gente de allí sepa manejarse en ellas y saber si Dortmund, Duisburg, Bottrop o Essen están al este u oeste, o algo al norte o sur. Con los 5,3 millones de habitantes que forman este área urbana, sólo Paris y Londres tienen más habitantes que la Cuenca del Ruhr.

A la zona se la conoce también popularmente como el Pott, el Ruhrpott (un Pott es un cacharro donde meter un líquido), y existe en las últimas décadas una sensación de orgullo con esa denominación. Una amiga mía de Essen dice que es un Pottkind, una hija del Pott, y con eso justifica que por nada del mundo viviría en otro sitio en Alemania, para desgracia de su marido de Hamburgo, que como hanseático se cree que Hamburgo es la mejor ciudad de Alemania (y del mundo) para vivir. A los que no les diga mucho la zona, probablemente algunos de sus equipos de fútbol sí, como el Borussia Dortmund, el Schalke 04 (de Gelsenkirchen), o el VfL Bochum.

La transformación de la zona ha sido espectacular en los últimos años, convirtiendo las antiguas fábricas o minas abandonadas en centros culturales pioneros en arte y otras actividades culturales, como el Zollverein en Essen, que fue el lugar de la inauguración de ayer y que forma parte de la lista de monumentos de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. El tema de la capital cultural es "Wandel durch Kultur", es decir, la transformación a través de la cultura, y más apropiado no podría ser el tema de la capitalidad cultural, de acuerdo a la imagen que ha adquirido la zona en los últimos años, pasando de ser una zona gris y sin color a tener una de las ofertas culturales en cuanto a museos, teatros y ópera más grandes de Alemania.

Y verdaderamente el Ruhrpott tiene sus hijos. El más conocido es Herbert Grönemeyer, uno de los cantantes más famosos en Alemania. Ha compuesto en las últimas décadas canciones pertenecientes a este país como las de Serrat pertecen a la cultura musical española, aunque con otro estilo de música, y por eso no es de extrañar que ayer fuera el encargado de cantar en la ceremonia de inauguración el himno que le han encargado componer para la ocasión. Hace años compuso una canción a su ciudad natal, Bochum, que equivaldría a que alguien le cantara Bilbao o Manchester, ciudades que también se han lavado la cara en los últimos años y de cuya importancia cultural ya nadie duda.

En todos los países hay zonas infravaloradas, que tienen que luchar contra los estereotipos o la imagen que por mucho que quieran no se pueden quitar. Aunque la Cuenca del Ruhr dejó hace muchos años de ser una zona plenamente industrial, sigue teniendo esa imagen. Por tanto espero que la capitalidad les sirva para demostrar que son algo más que eso, o, aunque sólo sea, para mejorar sus infraestructuras. Como en todas partes en Alemania falla, por ejemplo, un buen servicio de trasporte público, con precios carísimos para unir una ciudad con otra estando tan pegadas como están, y en la que prácticamente uno sólo se puede mover en coche. Y por eso las dos autopistas que la atraviesan parecen simbólicas.

No es de extrañar, por tanto, lo que tienen planeado para el 18 de julio: la A40, una de las dos autopistas que atraviesan la región de este a oeste y viceversa, será cortada al tráfico en ambas direcciones. En un lado circulará gente en bicicleta, patines, o cualquier vehículo sin motor, y en el otro lado se pondrán 22.000 mesas con sus bancos correspondientes como las que se ponen en las fiestas de la cerveza en Alemania y habrá escenarios y más actividades para celebrar.

Cuando solicitaron la candidatura, al ser la primera vez que se trataba de una región y no de una ciudad, nadie creyó en que les concedieran el título. Pero ha sido así, y pienso que será muy positivo para la región, y no para una ciudad concreta. Suele ser una zona de paso, de camino a algún sitio por las autopistas alemanas. Yo misma no conozco casi nada de ella, salvo la vez que estuve en Dortmund y creo que será el momento de pararse.

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