jueves, 21 de enero de 2010

Sin cabeza

El Museo de la Historia de Hamburgo ha perdido la cabeza... la de Störtebeker, concretamente su cráneo. Como a Störtebeker sólo le conocen los hamburgueses tengo que explicar que se trata de un pirata, no como los que hay hoy día que piratean en internet todo lo habido y por haber, sino un pirata de los de toda la vida. Klaus Störtebeker hacía de las suyas en el Mar Báltico y el Mar del Norte, y les enseñó a las ciudades de la Hanse hace 600 años quién mandaba en los mares de por aquí. En el siglo XIV les sirvió primero de apoyo en las guerras contra Dinamarca, que dominaba toda la región, y los piratas fueron clave en el fin de la hegemonía danesa de la zona y en la liberación de Estocolmo del acoso al que estaba siendo sometido.

Pero después, esa transitoria amistad con las ciudades hanseáticas se volvió enemistad otra vez, cuando Störtebeker y los suyos, llamados Likedeelers, que significa repartir a partes iguales, volvieron a atacar sus barcos. Los frisios, que estaban a la greña con la Hanse, les acogieron en su territorio, y por eso fueron los beneficiarios de esa "repartición" a partes iguales, concretamente en la ciudad de Marienhafe, donde vivían y compartían el botín con sus habitantes. Pero la Hanse atacó de nuevo, y Störtebeker buscó refugio en la flota holandesa, siendo apresado después en una batalla frente a la isla de Helgoland.

El 20 de octubre de 1401 fue decapitado en Hamburgo. La leyenda dice que le concedieron el "honor" de salvar de la muerte a los otros condenados ante los cuales pudiera caminar tras haber sido decapitado (¡menuda escena!). Y la leyenda dice que caminó delante de 11 reos, hasta que el verdugo le tiró delante de las piernas el bloque de madera donde fue decapitado. Otra leyenda dice que le pusieron la zancadilla. Y otra que las autoridades no cumplieron la promesa, y decapitaron a todos.

La calavera apareció en 1878 en unas excavaciones realizadas en el sitio donde fue ejecutado y expuesta en el museo como la calavera del pirata. Pero ni está demostrado que sea de él, pues ni los estudios realizados en 1999 dejaron claridad, salvo que la fecha corresponde a la segunda mitad del siglo XIV, ni el análisis del DNA ha dado ningún resultado concreto. Pero la pieza es una de las más vistas del museo, aunque curiosamente nadie se dio cuenta del robo hasta el 9 de enero. Y como no hay indicios de haber usado la fuerza en el robo, seguramente haya sido sustraída en las horas de apertura del museo, y nadie la ha echado de menos debido, dicen, a que junto con la calavera hay más objetos expuestos (yo pienso que a lo mejor es que no es tan importante). El museo ofrece una recompensa al que recupere la calavera. El valor en el mercado no es considerable, al no saberse si es la cabeza la auténtica, pero es el valor sentimental, digo yo, o sea, todo una milonga.

Siempre me ha llamado la atención que la estatua de Störtebeker que hay en el puerto, ahora en la HafenCity, mire con desdén hacia un lado, con las manos engrilletadas. Ni ha sido un héroe para Hamburgo ni el Robin Hood que les enseñan a los niños en las escuelas que fue. Me lo dijo ayer mi hija toda convencida, que lo ha dicho la profesora, y lo que dice la profesora va a misa. Pero menuda pieza debía ser Störtebeker. Y aunque el robo de la "pieza" museística no sea el de las joyas de la corona, ni tan sonado como el del cuadro de "El Grito" de Munch en Oslo, el objetivo es recuperar el cráneo, y mantener la leyenda, que es de lo que se trata. Que para eso tenemos nuestras celebridades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario