lunes, 26 de abril de 2010

Banalidades y lo que verdaderamente importa

El sábado hubo en el norte de Alemania una iniciativa curiosa: 120.000 personas formaron una cadena humana de 120 km para protestar contra la energía nuclear. Entre Krümmel y Brünsbuttel, dos centrales nucleares del norte de Alemania, y atravesando Hamburgo, se celebró la mayor fiesta antinuclear en mucho tiempo, tanto que se habla de la "resurección" del movimiento antiatómico. Las fotos que se han visto en prensa y televisión son curiosas, sobre todo las de los diques, con la gente subida encima agarrada de las manos y las ovejitas pastando alrededor, ecologismo de foto. Y la sensación de revival es grande pues parecen ser muchos los activistas de entonces. La noticia es curiosa, en tanto que aquí el tema ha sido central en la política durante mucho tiempo, y ahora parece olvidado. El símbolo de la lucha es un sol con la inscripción "Atomkraft? Nein danke", '¿Energía nuclear? No gracias', que cuando llegué a Alemania era una pegatina en muchos coches, y el sábado salieron las banderas con este símbolo a la calle, o al campo, mejor dicho. Alemania ha sido pionera en el movimiento antinuclear, que tuvo una gran fuerza en los años 70 y 80.

Sin tener idea de energía nuclear, y si verdaderamente se podría prescindir de ella, pues no es un tema que ocupe mi mente..., mi reflexión es que Alemania tuvo un gobierno de coalición rot-grün, 'rojo y verde', es decir SPD con Los Verdes, entre 1998 y 2005, y no se cerraron las centrales, y lo más que se concretó fue un cese de la producción hasta 2022 (!). Lo que sí que está claro es que las centrales tienen fecha de caducidad, que no pueden funcionar indefinidamente sin ser un peligro. Y el ministro actual de Medio Ambiente, Röttgen, del partido conservador, CDU, pidió la necesaria introducción de energías alternativas, y le callaron en su propio partido. Ahora la discusión de la coalición actual, entre la CDU y el FDP es sobre los años de la prolongación de la vida de las centrales, y consideran apagar el último reactor nuclear en 2050, como diciendo que qué más da un par de añitos más... cuando al parecer sí da.

Pero el sábado estaban todos: Jürgen Trittin, el ministro del Medio Ambiente de los Verdes durante el gobierno de Schröder, Sigmar Gabriel, político del SPD y figura controvertida, como representante de este partido, y Renate Künast, la portavoz parlamentaria de Los Verdes. Los organizadores de la cadena humana querían prescindir de los políticos que tanto les decepcionaron pero al final tuvieron que recurrir a ellos por miedo a que la concentración del sábado no tuviera los suficientes participantes.

Cuando iba por aquí me he enterado de la muerte de un antiguo compañero de instituto, y todo lo escrito hasta este punto me parece completamente banal. Enfermó de leucemia hace dos años y ha muerto ayer. Deja dos hijos, y una vida a los 40 años. En estos momentos te das cuenta de lo breve que es todo, y de que nos empecinamos en cosas que nos parecen importantes, ya sea que desconecten todas las centrales atómicas o lo que sea. Pero nuestro mayor proyecto somos nosotros mismos. Sí, desde luego que no somos nadie, como se suele decir en estos casos, pero precisamente porque la vida es breve y hoy podría ser el último día, no debemos resignar, y merece la pena luchar por lo que quieres. Qué intrascendentes somos, sin embargo, aunque todo importa, claro que lo hace. Si no para qué vivimos.

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