jueves, 15 de abril de 2010

Milagros lingüísticos

Hoy me quedo con este titular: "Milagro tras estar en coma: croata habla de repente alemán fluidamente". Me parto. Estamos ante un nuevo método para aprender idiomas. Una niña de 13 años sufrió un coma de 24 horas y al despertarse empezó a hablar alemán, y eso que había empezado a aprenderlo hace poco. Ahora lo domina y ha olvidado su idioma. Los científicos están estudiando el caso, y no me extraña.

Estoy por proponer este método y evitar a mucha gente el mal trago de aprender lenguas extranjeras. Pero la cosa tiene sus pegas: primero porque te olvidas de tu lengua, y segundo porque podrías ponerte a hablar algún idioma minoritario con el que no te entienda nadie. Todavía el alemán lo hablan 100 millones lo menos.

Estoy por mandar a muchos de mis alumnos, los que parecen venir a enseñarme a mí español a las clases de principiantes y que cuestionan todo lo que digo: "No, yo he oído que se dice 'vffino' y no 'vino'", o "en 'me llamo', ¿por qué hay que poner el "me" delante si no hace falta?". Y por más que les digo que "guarradas" así hay en todos los idiomas, y que por mucho que ellos crean que sólo los españoles somos torpes a la hora de aprender idiomas, que a ellos no les va a costar menos. Parezco la profesora de baile de "Fama": "chicos, la fama cuesta", o mi lema "chicos y chicas, aprender un idioma es trabajo duro; y yo no soy el espíritu santo que os lo retransmite". Y por un fenómeno natural, el grupo se va reduciendo. Quiero creer que no es por mí, pues es un fenómeno que se produce en todas las clases de idiomas: si empiezan 20 acaban 8. Porque se dan cuenta de que no es tan fácil como se creían: "El español es muy fácil; el francés sí que es difícil", dicen. Pero para aguafiestas yo: "No, bonitos, el español es quizá más accesible, por la pronunciación más sencilla, pero los verbos, ay, los verbos, iros preparando". Ayer me dijo un alumno que le gustan mis amenazas, que le doy miedo, cuando auguro verbos irregulares cuyas raíces cambian por capricho. Me lo tomé como un cumplido, y al que no se lo crea le mando a Split, a la operación esa de la que salió la chica ayer hablando fluidamente alemán. Debe haber lo mismo para el español.

Y hoy han venido 8 otra vez a mi clase que empezó con 20, a las tres horas de martirio que les meto, y les he dicho que en las clases de principiantes el profesor es como el presentador de un programa de entretenimiento, y me han dado la razón. Y hoy me han hecho un regalo: un alumno me ha grabado dos CDs: uno de Chambao y otro de ... Carlos Baute, con la canción de "Colgando en tus manos". Mi alegría ha sido inmensa, porque es una canción que me hace mucha gracia, y hemos empezado la clase oyéndola y yo contándoles que fue la canción del verano, y cuando les he descrito como es la actuación de Carlos Baute y Marta Sánchez me han dicho que yo debo entonces bailar como ella con esa superminifalda. Y yo, "no, no", aunque ahora, pensándolo bien, a lo mejor es otro método de enseñar y de que por fin me crean cuando digo que una lengua no es sólo otro conjunto de palabras, sino una forma distinta de etiquetar el mundo, otras gafas a través de las que se ve lo mismo o incluso otros matices. De momento, esos 8 quieren seguir, y ya es mucho, pues minifalda no habrá. Ni les induciré un coma que produzca milagros. Así que a currar todos.

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