miércoles, 21 de abril de 2010

Esto sí que es globalización

Estos días pienso que nos hemos topado con el mejor ejemplo de globalización que hemos tenido hasta ahora: ni que haya McDonald's o Starbucks en todo el mundo, o que la crisis financiera afecte en todas partes; no, es el volcán islandés en erupción. Si pienso en tan sólo hace una semana, ¿quién nos iba a decir a todo el mundo, y esta vez de forma literal, que se iba a montar tal caos porque un volcán cuyo nombre ni siquiera sabemos decir entrara en erupción en Islandia? Si al menos hubiese sido el Etna o alguno que conocemos... Pero Islandia nos cae poco a mano y es un país que salvo la cantante Björk no han exportado más cosas que conozcamos. Pero ahora la naturaleza ha exportado ceniza a toneladas, y con eso nos han parado el tráfico en las nubes. Lo bueno de esto es lo democrático que es, como decía yo el otro día, pues se queda tirado todo el mundo (otra vez literal), desde la canciller alemana hasta los futbolistas que han de realizar viajes casi épicos para jugar en la Champions o en la UEFA o cualquier hombre de negocios que vaya a Frankfurt (éste es mi marido y ya lleva tres vuelos cancelados).

Y los que estamos en tierra nos hemos quedado abobados de que de un día para otro se pare todo. No llegan las mercancías a su lugar de destino, acostumbrados como estamos a que llegue piña todo el año de Costa de Marfil o judías verdes de Egipto o de Kenia. Y encima nos fastidian las vacaciones: idas o vueltas. Las líneas aéreas piden ayudas ahora de los gobiernos para superar las pérdidas. ¿Repartían acaso las ganancias con los gobiernos en épocas de beneficios? No sé, empiezo a pensar que la culpa de todo la tiene siempre el gobierno de todos los países, hasta de las catástrofes naturales, y creo que esto nos debería hacer pensar. Yo soy la primera que viaja en avión y mucho, y no quiero renunciar a ello, pero deberíamos asumir que no somos más que una pieza del mundo y que debemos dejar de vivir en la ilusión de que todo funciona como por arte de magia, y mira la que ha liado el volcán de nombre Eyjafjalla, al que simplemente llamamos volcán. Ayer, en las noticias alemanas, salió un periodista islandés riéndose de que nadie sabe pronunciar el nombre del volcán. Los islandeses se ríen, y eso que se les han puesto hasta las ovejas de color negro, como vi ayer en la tele.

Y a mí también me afecta el volcán, aunque no se lo crean. Me ha llegado antes un e-mail de un alumno de mi curso de español de los miércoles. Él y su amiguete, ambos en mi curso, se fueron a jugar al golf por Málaga, habiéndome pedido antes el vocabulario correspondiente a este tema, aplicados como son, claro, (y una ha de saber de todo, incluso de temas de los que no tiene ni idea). Pues hoy me mandan un e-mail a través de su iPhone diciendo que por no poder regresar, no pueden venir hoy a mi curso, que lo sienten mucho, pero que están practicando mi idioma en mi país, que le darán recuerdos de mi parte, y que hoy, para matar el rato, se van a Sevilla. Les he respondido que no me den envidia, que hoy tenemos hasta granizo en Hamburgo, y temperaturas islandesas, y que como deberes les pongo ir a la Feria de Abril, comer pescaíto frito y contar a toda la clase el miércoles que viene sus experiencias, en español, claro, que para eso "tienen que" fastidiarse un par de días más. La globalización es también que a mí se me pierdan un par de alumnos por esos mundos y que encima me lo hagan saber a través de su iPhone y yo pueda informar al resto de la clase de que tenemos que prescindir de los jugadores de golf. Y todo por un volcán.

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