lunes, 12 de abril de 2010

Una ministra estupenda

Con la impaciencia que me caracteriza de querer solucionar los problemas hoy y no mañana, sigo sin creerme que va a haber un cambio en la actitud frente a las madres trabajadoras en este país. Pero si alguna vez lo hubiera, y ojalá lo haya, y como digo, mejor hoy que mañana (por si me tocara algo...), mucho habría que agradecérselo a la ministra Ursula von der Leyen. Actual ministra de Trabajo y anterior ministra de la Familia, es uno de los miembros más competentes del partido conservador, y está sabiendo luchar como nadie para que las mujeres salgan del ostracismo laboral en el que vivimos en este país. Como los resultados todavía no son palpables, y a mí por desgracia no me tocarán, los veo con escepticismo. Pero admito que nadie como ella está sensibilizando a la sociedad alemana de que algo debe cambiar en un tema que está tan asumido y tolerado, incluso por las propias mujeres.

Ursula von der Leyen, además de ministra, es madre de siete hijos, y haber llegado a ese puesto en Alemania tiene su mérito, más que a canciller sin hijos, como Ángela Merkel. Médico de profesión, von der Leyen tuvo a sus primeros hijos en Alemania, donde supo lo que significa tener que recogerlos a la una de la guardería y tratar de conciliar horarios imposibles. Por un traslado de su marido a California, supo que existen sociedades en las que lo normal es que las madres trabajen, y donde existe una infraestructura que lo permite mejor, pero aparte y sobre todo, como ella mismo dijo en una entrevista que leí hace tiempo, le supuso liberarse de la presión que existe en Alemania contra las Rabenmütter, las 'cría cuervos', como se llama aquí a las que trabajan. Y allí se decidió a tener más hijos. Yo hubiera hecho lo contrario, y no hubiera vuelto (pero mejor no hablo...).

Al volver a Alemania se metió en política, y tras las reformas encaminadas por ella cuando fue ministra de la Familia ahora anuncia como ministra de Trabajo una que me parece más intersantante aún: sacar a las madres que están ellas solas al cargo de sus hijos del subsidio de desempleo Hartz IV (un 40 % de las madres solteras o sin pareja lo reciben), que es lo último que te queda en Alemania cuando no tienes trabajo o ya no recibes otras ayudas. Y ese subsidio es el umbral de la pobreza en muchos casos y la condena a no encontrar un trabajo jamás. Como ella critica, no hay plazas en guarderías y colegios con horarios que permitan trabajar, pero lo que me parece más importante aún es que lo que hay que cambiar es el rechazo que hay en la sociedad hacia las madres que trabajan, pues como ella sabiamente dice, pues yo lo he vivido, mismo en la Oficina de Desempleo piensan que "si hay un niño, no tiene sentido mediar". Tan simple como eso. Como yo he vivido en este país durante más de dos años lo que supone buscar trabajo como madre, sé que no sólo se trata de crear guarderías y ampliar los horarios de colegio, sino lo que pide la ministra: "Quiero una nueva mentalidad con más flexibilidad y sensibilización". Ahí está el problema. Con la mentalidad decimonónica de pensar que los niños son más felices saliendo del cole a la una, y que es lo más normal del mundo que madres altamente cualificadas salgan del mercado laboral y no puedan regresar a él por la falta de infraestructura y discriminación que sufren, dudo mucho que algo vaya a cambiar. Pero adelante, señora von der Leyen, siga usted, que va muy bien encaminada, aunque a muchos de su partido seguramente no les guste ni oírlo. Y como creo en el poder de la palabra, con frases como éstas hasta yo me haría votante del partido conservador. Pero digo "me haría", pues para eso tendría que poder votar en este país, lo cual no es el caso, y demasiado tendrían que cambiar las cosas o lo que es mejor, que me resarcieran por los años perdidos. Pero siga siga. De momento me está sorprendiendo.

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