Y las magnolias, una de mis favoritas, empiezan a ser ya capullitos que pronto se abrirán. Son flores tan efímeras que siempre me pregunto si merece la pena plantarlas, pero los árboles de magnolias son espectaculares, algunos gigantes, y cumplen su efecto de hacernos despertar, de atraer nuestra mirada hacia ellos, y pedirnos que los admiremos y disfrutemos de ese instante antes de que pierdan esas flores que duran tan poco. Una pena, pienso siempre, como esos momentos de felicidad tan efímeros que pasan tan rápido.
Pero el clima en primavera aquí no es como la naturaleza y no se puede prevenir. Tras un día precioso de sol ayer, hoy ha amanecido un día que parecía otoñal, gris y con lluvia, y con temperaturas bastante fresquitas, y ha sido un día muy tristón. Es como si dieras un paso adelante, y unos cuantos hacia atrás. Aquí se dice que las hamburguesas (y me refiero a las señoras de esta ciudad) se quitan las medias en Semana Santa y no se las vuelven a poner hasta octubre, y que es la temporada de llevar calzado sin medias. Bueno, yo no me he quitado las botas todavía, y como no soy hamburguesa, para mí existen dos temporadas de calzado: la de botas, que va de octubre a finales de abril, y la de llevar otro tipo de calzado, ¡y con medias! muchos días. El día que guarde las botas en el armario será primavera. Mientras tanto, salvo por la naturaleza imparable, no lo es todavía. Es como adelantar pero sin hacerlo. Como mi hija pequeña hoy, que por fin lee. Con el sistema escolar tan anodino en el que en primero a estas alturas de curso no han acabado ni el abecedario, me da la sensación de que voy a cargar con una analfabeta el resto de mi vida. Pero por fin puedo aclamar a los cuatro vientos cibernéticos que lee. Ya en Madrid hace un mes iba leyendo por la calle "Te-le-fó-ni-ca", pasito a pasito, y hoy, jugando en el ordenador se ha puesto a leer sílaba a sílaba la frase siguiente: "Du hast leider verloren", "Por des-gra-cia has per-di-do". Tanto esfuerzo para leer eso. Lo dicho: un pasito para delante, y varios para detrás. Así me siento yo también.
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