miércoles, 17 de junio de 2009

Café y tarta

Kaffee und Kuchen

Cuando llegué a Alemania me sorprendió esta ceremonia. Es muy normal que te inviten a las tres o las cuatro de la tarde a tomar café y tarta a las casas de la gente. Yo, que hasta entonces sólo había comido tarta en los cumpleaños, me quedé sorprendida por esta costumbre. Lo normal es hacerlas en casa, y las alemanas son grandes reposteras. Verás además sobre la mesa no una tarta sino dos o tres, y lo normal es comer de todas. Para los golosos es bastante peligroso, pero para los no golosos como yo, nunca ha sido una tentación. Incluso he tenido a veces dificultades en acabar esos trozos tan grandes que te ponen.

Siempre digo que lo de las tartas es un barómetro de la asimilación en Alemania. De hecho tengo varias amigas españolas aquí que hacen unas tartas riquísimas y a las que admiro por ello. Sin embargo para mí es un aprieto invitar a alguien a tomar café por la "presión" de tener que hacer una tarta, algo que no me gusta nada, y por eso prefiero invitarlos a comer o a cenar, que no es menos trabajo. Por supuesto que puedes ir y comprar una, lo cual yo hago a veces, pero no está bien visto, o esa es la impresión que tienes, o que tengo yo (ay, las presiones sociales que nos autoimponemos). Y así, con los años he conseguido hacerme con dos recetas que domino y con las que salir del paso. El otro día, mi hija pequeña, tras decir yo toda orgullosa que se había pedido "mi" bizcocho de limón para su cumpleaños, saltó: "Bueno, es que no sabes hacer otra cosa".

Para las fiestas en el colegio te piden siempre que lleves algo para el bufé, y la mayoría lleva cosas dulces. Yo me escaqueo con algo salado, diciendo que no tengo sangre alemana y que por eso estoy peleada con la repostería (bueno, la tortilla de patata también se la comen, y a primera vista parece una tarta también). Pero siempre hay situaciones que me incomodan. Una vez invité a una familia amiga al famoso Kaffee und Kuchen y compré dos tartas, que al vivir en Bélgica, eran de lo más finas y monas que he visto en mi vida (los belgas sí que son sibaritas). De momento todo muy bien. Pero cuando esta familia alemana nos devolvió la invitación, la madre de familia, mujer prototipo "Bree van de Kamp" de "Mujeres Desesperadas" sirvió sólo tartas y dulces hechos por ella, con todo tipo de mermeladas y compotas de su cosecha. Casi sentí bochorno por lo que debió pensar cuando estuvo en mi casa. Bueno, tant pis, cada uno es como es, y al fin y al cabo da igual.

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