jueves, 11 de junio de 2009

Lucha contra los elementos

Mi hija pequeña se ha despertado hoy con un grito de guerra: "No quiero ir al bosque hoy", han sido sus primeras palabras al despertarla a las siete menos cuarto de la mañana y toda enfadada se ha dado la vuelta con intención de seguir durmiendo. Por suerte hoy no tocaba, pues "sólo" van cada dos jueves al bosque. Teniendo en cuenta además lo mucho que está lloviendo hoy, puede respirar aliviada, pues aquí, si toca ir al bosque, se va al bosque, aunque diluvie, como hoy. Se trata de ir convenientemente vestido, según ellos. Los niños llevan un pantalón impermeable que se ponen encima de la ropa, deben de llevar un chubasquero, y botas de goma. No obstante, a pesar de todo el equipo, yo me la he encontrado muchas veces empapada al recogerla, como hace poco, que se le habían mojado hasta los calcetines. Como es algo cabra, balanceándose sobre un tronco se cayó al arroyo. Y otras veces me llega llena de barro hasta arriba. O mejor aún fue el día que me llegó con sus Converse recién estrenadas, llenas de, ejem, la plasta de vaca que había pisado... Se me olvidó que ese día iban a un huerto y no le puse las botas de goma. La pobre se disculpó diciendo: "Lo siento, es que encima estaba muy blandita ..." Reconozco que mi cultura de asfalto no me permite comprender tanta aventura en la naturaleza.

En España me río por todo lo contrario. En un día nublado, cuando decimos que queremos ir al zoo o a pasar el día fuera, la gente dice: "Pero si hace mal tiempo". Es todo relativo, claro. Aquí desde pequeñitos les enseñan a luchar contra los elementos. Mi otra hija va hoy de excursión al centro de metereología, encargado de todo el norte de Alemania. La semana que viene podrán aplicar todo lo que aprendan hoy en el viaje de fin de curso a la isla Sylt, una isla idílica en el Mar del Norte, a la que el mismo mar le va quitando terreno con tempestades y demás ataques metereológicos, para desesperación de todos los que viven del turismo. Pero es que a quién se le ocurre... irse de vacaciones ahí, vivir ahí, todo...

Ayer me comentaba una mujer que hace poco estuvo con su familia de vacaciones en Amrum, otra isla cerca de la otra y que les hizo malísimo (antes de vivir aquí, yo no sabía que Alemania tiene islas, pero las tiene... falla el clima, claro, porque si no no invadirían nuestras costas). Yo le dije que hay cosas que nunca se deben planificar de antemano. Yo no haría una reserva de dos semanas en un sitio así. Y ahora estaba toda dudosa de si sería buena idea ir a Mallorca en pleno verano, "por el calor que hace". No pude contener la risa, y le dije que precisamente hay que ir Mallorca cuando hace calor, y no en marzo, como van a menudo, y luego se quejan de que hace frío y no se pueden bañar. Ahora recuerdo la imagen de cuando era pequeña y veía a los extranjeros bañándose en junio u octubre, cuando ningún español se bañaba, o tomando el sol en bañador cuando nosotros íbamos con chaqueta. Ahora hasta lo entiendo.

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