sábado, 20 de junio de 2009

Día del Español

El primer Día del Español, organizado por el Instututo Cervantes, me parece una iniciativa interesante para sensibilizarnos sobre algo tan preciado como es nuestro propio idioma y sobre lo que no solemos reflexionar. Nuestra lengua nos viene dada por azar, ya que si hubiéramos nacido en otro sitio, tendríamos otra. O más determinante aún es la lengua de tus padres, que puede ser otra a la del país de residencia. La adquisición del lenguaje es uno de los procesos más naturales que realizamos y a traves del cual formamos parte de una comunidad de hablantes, sin ni siquiera darnos cuenta.

La del español es una comunidad muy extensa, al ser una de las lenguas más habladas del mundo, y es la segunda más estudiada como lengua extrajera. Por eso, como hispanohablante es habitual encontrarte por todos sitios a otros nativos o a personas que lo aprenden, por lo que hace tiempo que aprendí que no debes decir nada de nadie pensando que no te entienden, porque siempre te puedes llevar una sorpresa. Es divertido ir camuflada oyendo las conversaciones ajenas de gente que está segura de que los de alrededor no les entienden. O esforzarte enormemente para preguntar algo en un idioma y que tu interlocutor, al oír el acentazo tan fuerte que tienes te diga "si quieres podemos hablar español".

Para la celebración de hoy se ha buscado la palabra que más le gusta a los hablantes. La más votada ha sido "malevo" y la segunda "chapuza". Me gusta más la segunda, pues con la primera no identifico nada. "Chapuza" me parece más auténtica y una muy buena elección, por ser una palabra tan española. Las palabras que más me gustan son las que son difíciles de traducir a otros idiomas, lo cual indica que son muy nuestras. A mí me parece imposible elegir una, pero me quedo con las que por mi condición de emigrante más añoro o me identifico: "sol", "verano" o "morriña", y luego hay palabras de una sonoridad especial, como "zangolotino", una palabra usada en mi familia, o me suenan muy españolas "chiringuito" y "sarao", o las que les es imposible pronunciar a los que la aprenden. Practiquen con un extranjero, por ejemplo, la palabra "ferrocarril".

Todas las lenguas tienen el mismo valor en cuanto nexo de unión entre sus hablantes y como distintivo respecto a los otros, por lo que no cabe proclamar la supremacía de ninguna. Pero nosotros tenemos la suerte de hablar una lengua universal, y por eso me quedo con la palabra "español", eñe incluida, por ser la mía, y la que mejor me sirve para ser yo.

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