miércoles, 10 de junio de 2009

Organicemos

Hace una semana fui a una reunión a la que no debí ir. Ya desde enero, vengo viendo en la guardería de mi hija papelitos anunciando las diferentes reuniones para organizar la fiesta del verano. Con la planificación alemana perfecta, hasta las fiestas se organizan hasta el último detalle, no sea que alguien vaya a estar cinco minutos "desorganizado" y sin saber si hablar con algún conocido o simplemente tomarse un café tranquilamente viendo a los niños jugar. Hace poco una amiga (alemana por suerte) me comentó que está deseando que una amiga suya se case. Llevan un año reuniéndose para preparar las actividades que van a hacer en la boda, y organizando la despedida de soltera (las chicas por un lado; los hombres se reúnen por otro). En Alemania no hay boda, ni fiesta, ni en muchos casos cumpleaños "redondos" (los que acaban en cero) en los que no haya algo de organisierte Heiterkeit, como yo lo llamo, la diversión organizada (no tomen nota para mi cumple; no quiero ni bromitas ni cancioncitas).

La fiesta de verano de la guardería es la ocasión en la que se despide a los niños que pasan al colegio. El año pasado al ver la que montaron ya me temía lo peor para éste, al tocarme este año además que despidan a una mía. Como varios meses antes me parece demasiado pronto para planificar, no asistí a las reuniones, pero la semana pasada, un mes antes de la fiestecita, me entró la mala conciencia, que a partir de ahora trataré de dominar. Asistí, grave error. Acudieron unas 10 madres, entre ellas el grupito central que acude a todas, y un par de ovejas descarriadas como yo, que acudimos pensando organizar lo práctico (comida, bebida, etc.) e irnos. De estas reuniones a todo esto se escribe un informe, que se da a la directora y que podrá leer cualquiera que lo desee. Varias acudieron con sus portátiles, y ya me dio mala espina. Una escribía el informe. La otra repartió la cancioncilla que cantarán ese día. Es muy típico aquí coger una canción conocida y destrozarla, es decir, ponerle tú la letra sobre la gente a la que quieres homenajear. Pues desde enero deben haber estado escribiendo la letra sobre escarabajos, mariquitas y demás bichitos (metáforas para referirse a nuestros hijos) y sobre las educadoras y demás anécdotas de la vida feliz de una guardería. Me parto de risa como ven... Iban cantando las estrofas y una u otra cambiaba alguna palabra, y esto duró unos tres cuartos de hora (y eso que la canción estaba lista). Luego vino la discusión sobre el regalo que se dará a los niños como despedida. Propuestas: camiseta, gorra o linterna. Como tiene que ser bueno, bonito y barato, empezaron las discusiones sobre el presupuesto, el cuánto está dispuesto a pagar cada familia. La camiseta llevaría puesto delante "Escolar 2009" o "Escolar 2010" (algunos se van a preescolar al colegio); propuesta denegada, algunas no estaban de acuerdo con tal insignia. La gorra, difícil asunto. Como vale 3 euros, fue el regalo escogido. Pero alguien dijo: "Si es de poliéster entonces no". Y todas preocupadísimas. Ahí me atreví a hablar como única vez en toda la reunión: "Tampoco creo que los niños vayan a tener puesta la gorra días seguidos...". Pero la cosa era muy seria, y se comprobó en Internet que la gorra es de algodón, menos mal, caras de alivio. Siguiente pregunta: inscripción o no inscripción en ella. Como subiría el presupuesto, alguien propuso pedirlas de color rojo y que les pintemos nosotras los puntitos en negro para que los niños parezcan perfectas mariquitas. Estuve a punto de proponer que si pondrían platillas a disposición, no sea que mis puntitos sean más grandes o más pequeños que los de las demás, o más distanciados, pero como ignoraron mi comentario anterior, preferí callarme. Alguien enseñó el modelo de linterna en cuestión: en forma de mariquita. Pero se votó en contra pues subía el presupuesto, y se decidió que cada niño se traiga una linterna de casa (pensé en Gila, y en lo de "yo mando al niño calentito", en este caso con linterna) a la que se le podría hacer una funda de cartulina con forma de mariquita. Todo esto es porque los niños deben revolotear y encender y apagar la luz de sus linternas cual luciérnagas alrededor de las madres cantarinas.

Por fin llegamos a lo importante: comida, bebida, horarios, etc., y respiré aliviada. Entonces, la encargada de ese tema (me encanta la distribución de responsabilidades), dijo que pondría unas listas en la guardería en la que cada familia puede apuntarse con lo que trae, la hora que ayuda a fregar los platos o servir bebidas, etc. En ese momento pensé "y esta hora y media aguantando esto para al final nada", con lo que me levanté ipso facto y dije que tenía que irme urgentemente, que la canguro se tenía que ir a casa (mentira, mi marido estaba en casa esa noche). Y salí corriendo, tras una hora y media surrealista. No sé cómo no escarmiento.

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