viernes, 5 de junio de 2009

Holanda y las elecciones europeas

Me sorprende y a la vez no el resultado de las elecciones europeas en Holanda. El Partido de la Libertad (Partij Voor de Vrijheid - PVV) - el nombre es ya para sospechar-, se ha consolidado como la segunda fuerza en la representación holandesa en el Parlamento Europeo. Si el mismo resultado se diera en Alemania, que por su historia no se puede permitir algo así, habría mucha conmoción, pero en otros países más tolerantes, como Holanda, no parece que sea el caso, y el resultado es el reflejo del rechazo a Europa y del temor a la pérdida de su identidad.

Me sorprende el resultado por el hecho de que Holanda, país muy liberal en muchos aspectos, sea caldo de cultivo para políticas de extrema derecha. Es un país en el que todo está permitido y lo que no está permitido se tolera, y precisamente los holandeses están orgullosos de eso: de hacer lo que les da la gana. Como publicar los resultados de las elecciones antes del domingo, sin que esté permitido por la UE. Es un claro no a Europa, tras el rechazo a la Constitución Europea, además de una clara acentuación de la política interna en unas elecciones europeas que no les interesan, algo que probablemente ocurra en las elecciones en los otros países, pero con otros resultados, espero.

No me sorprende, porque Holanda vive en un idilio consigo misma, roto por momentos como cuando fue asesinado el antecesor de Geert Wilders, Pim Fortuym, o el director de cine Theo van Gogh, o el reciente atropello a varias personas durante el desfile por el Día de la Reina. Holanda es un país hecho a su mismo en una geografía inhabitable, cuyos habitantes, de no ser por los diques y todas las obras de ingeniería realizadas, vivirían en charcas. Y su carácter ahorrador, fruto de la mentalidad calvinista, les hace ahorrar y ahorrar, vivir en la riqueza para luego autocastigarse con su tacañería y austeridad. Se resuelven los problemas al legalizarlos, y actos prohibidos en otros países son legales en Holanda, con lo que pierden hasta su gracia.

Pero ante todo son holandeses, y no quieren que nadie les rompa su idilio. La mentalidad abierta y tolerante se vuelve cerrada e inaccesible cuando se trata de compartir el pastel, sea internamente o sea para Europa. Siempre me llama la atención que en toda casa holandesa hay una caja de lata de galletas sobre la mesa. Al servir su taza de café cogen la lata y te la abren un par de segundos para que cojas una; será tu oportunidad y no la debes desaprovechar, pues de inmediato la cerrarán y no la volverán a abrir. Dos no puedes coger, hay sólo una ronda. Me imagino que los que hayan votado al Partido de la Libertad seguirán la misma máxima.

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