jueves, 25 de junio de 2009

El sentido de la vida

Ayer mi vecina se pasó todo el día fumigando hoja a hoja el seto del jardín. Le ha declarado la guerra a todo bichito que ose posarse en las plantas y anda obsesionada en si las plantas crecen bien o no, echando todo tipo de productos y removiendo la tierra constantemente. Se pasa el año entero escarbando en el jardín, observando todo lo que ocurre en él. Parece ser el centro de su existencia.

El otro día, en mi curso de francés, el profesor nos puso un video de entrevistas que fueron realizadas para una exposición en teoría itinerante (por la crisis de los bancos patrocinadores se ha quedado sólo en París), “6 milliards d’autres”, realizada por Yann Arthus-Bertrand. Gente de todo el mundo fue entrevistada durante varios años sobre diversos temas: la familia, la felicidad, el amor, la paz o la guerra, y más temas concernientes a la vida de cualquier ser humano en cualquier parte del mundo. Nosotros vimos la parte correspondiente al “sentido de la vida” y lo que los entrevistados pensaban al respecto. Evidentemente si vives en África y no tienes nada que comer, el sentido de tu vida será sobrevivir el día a día y buscar alimento para tus hijos; si vives en un país en guerra, también lo será el sobrevivir, un día y otro. Muchos no sabían qué responder, y se sentían incapaces de decir lo que es el sentido de la vida. Uno dio una respuesta que me pareció adecuada para gente como yo, que tiene cubiertas las necesidades vitales diarias y en realidad no tiene problemas: el sentido de la vida consiste en estar rodeado de tus seres queridos y el sentirte bien contigo mismo. Y ahí puede fallar todo: o por haber perdido a las personas que quieres, o no tenerlas cerca, o porque no estás en paz contigo mismo. Por supuesto que no todo es realizable pero hagas lo que hagas, si no estás a gusto dentro de tu piel ya puedes tener un jardín perfecto o una vida perfecta, que tu sensación será otra. Y ahí reside el arte de vivir: en encontrar lo que da sentido a tu vida, y puede que sea el jardín, tu casa, o lo que proyectas hacia los demás, pero eso es sólo lo "estético". El verdadero sentido de tu vida eres tú mismo, los momentos inolvidables que compartes con las personas a las que quieres, cuando tu hijo te sonríe y te hace reír, y los momentos en los que sientes que tú también aportas algo a los demás. Muchas otras cosas son entelequias, pero el problema es que no nos damos cuenta de ello.

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